Amada de Salas, emprendedora rural e integrante del Living Lab español del proyecto Grass Ceiling ha sido nominada como una de las ocho mujeres que en la VII edición de los Premios MujerAGRO podrían recibir el premio en la categoría Mujer 2024.
Amada de Salas es una viticultora castellano leonesa propietaria de una explotación de cereal de secano y viñedo situada en Dueñas (Palencia). Además, dirige la bodega familiar donde transforman la uva y venden el vino. “Mis principales responsabilidades incluyen la planificación de tareas, la coordinación de personal y la gestión de la bodega. Dentro de la bodega, me encargo de las tareas relacionadas con la toma de decisiones enológicas y las catas de vino, así como de la atención personalizada a los visitantes de enoturismo”, según explica Amada en su presentación en el marco del proyecto Grass Ceiling.
Recientemente, Amada de Salas, participó junto con otras ocho mujeres de diferentes países europeos, en el II Certamen de Demostración de emprendimientos impulsados por mujeres desde el medio rural, que se celebró en Vilna (Lituania), organizado por el proyecto Grass Ceiling.
Durante su participación en este evento Amanda demostró los principales pilares sobre los que se asienta su viaje innovador: la integración de la producción primaria, la transformación y la distribución, abarcando todos los eslabones de la cadena alimentaria; la conservación de conocimientos ancestrales, adaptados a las demandas actuales del mercado; la actividad agrícola complementada con el enoturismo y, además, el compromiso con el desarrollo rural a través de la participación activa en ferias, jornadas y otros eventos de promoción y visibilidad.
Eso sí, un viaje no exento de obstáculos como las barreras a la iniciativa empresarial en la sociedad rural debido al envejecimiento de la población y, en ocasiones, a la falta de interés por mejorar; el emprendimiento desarrollado en un contexto social individualista que no siempre busca sinergias a través de cooperativas o asociaciones; la excesiva burocracia que reduce el tiempo disponible para actividades productivas en las empresas; la dificultad como empresa familiar tradicional para competir con grandes empresas multinacionales; la escasez de incentivos suficientes para las inversiones a medio y largo plazo y una fuerte presión fiscal y, la falta de personal cualificado para los trabajos relacionados con la agricultura y el turismo.
Y frente a todo esto, Amada tiene muy claro lo que quiere: “Mi objetivo siempre ha sido lograr un equilibrio entre la sabiduría ancestral y las exigencias de la sociedad actual. La autenticidad en la producción agrícola debe ser una inspiración a medida que avanzamos hacia el futuro. Tenemos la responsabilidad social de preservar nuestro patrimonio agrícola por el bien de las generaciones futuras”.
Las mujeres finalistas representan a sectores como el vitivinícola, la nutrición vegetal, el olivar, la ganadería, el desarrollo rural, la apicultura y la educación.
La candidatura de Amada de Salas compite con la de Camino García de Morentín, Christina Fischer Aguirre, Esther Ferrero González, Macarena Díaz González, Matilde Esteo Domínguez, Raquel Adalid Botía y Rosa Gallardo Cobos.
Tal y como indica la organización del premio, MujerAgro, “hoy ser mujer y referente para otras en el ámbito de la igualdad es algo que tiene un valor excepcional. Pues son ellas, las que con gran capacidad, talento e impulso están demostrando que se puede llegar, que son alcanzables las metas y los retos, cumplir los sueños dentro de un ámbito, como el agroalimentario, que tradicionalmente ha sido un sector tan masculinizado”.
El proyecto MujerAGRO es una red profesional de mujeres, hombres y entidades con vocación hacia el empoderamiento de la mujer agroprofesional, visibilizar su presencia en el sector agroalimentario y toda la cadena de valor, con el fin último de lograr una igualdad real en dicho ámbito.
Un espacio abierto, plural de comunicación, sensibilización y acción para conseguir la igualdad de oportunidades para las mujeres profesionales, facilitar su integración socio-laboral y fomentar la diversidad dentro del sector agroalimentario.

